Los principios son los siguientes: “toma de conciencia de la piel; experiencia del volumen del cuerpo -espacio interno, tridimensional; toma de conciencia de los huesos; contacto consciente -conciencia del espacio magnético que rodea al individuo; experiencia del transporte –reflejo consciente de enderezamiento; “repousser” –rechazar, empujar; movimientos activos y pasivos; micromovimientos –movimientos de descompresión articular; posiciones de control –secuencias que permiten evaluar la flexibilidad muscular; movimiento eutónico propiamente dicho; vibraciones –vocales y óseas” (Copia textual del libro de Alejandro Odessky, Eutonía y Estrés, Ed. Lugar Editorial, Bs. As. 2003, pág. 101).
Objetivos de la eutonía
Existen muchos autores de libros sobre Eutonía, cada uno con su propio abordaje y sistematización de contenidos. Siguiendo con lo escrito por el Dr. Odessky en el libro citado, se resumen, claramente, los objetivos de esta disciplina:
“Normalización del tono muscular y variación consciente del tono neuromuscular; prevención y reversión del deterioro de las funciones articulares; desarrollo general de la sensibilidad, y por ende aumento de la percepción propioceptiva y exteroceptiva; mejoramiento de los reflejos posturales y cinestésicos; mejoramiento de las funciones neurovegetativas –cardiocirculatoria, circulación linfática, respiración, digestión, excreción, sueño; gradualmente se completa la imagen corporal; conocimiento profundo de sí mismo; desarrollo de la autoconfianza y confianza en las propias percepciones; aceptación de sí mismo y de la realidad personal; aprendizaje del uso adecuado del cuerpo en la vida cotidiana y en aquellas actitudes que requieren esfuerzo; mejoramiento general de la salud por el aprendizaje de cómo cuidarse a uno mismo”.
Metodología de trabajo
Siempre, la persona que concurre a clase es alumna, aclara Berta Vishnivetz, en su libro “Eutonía. Educación del cuerpo hacia el Ser”, que “el concepto de alumno define así una relación en la cual el sujeto que aprende es considerado en sus posibilidades de crecer, crear, aprender, desarrollarse. Es decir, se pone énfasis en los aspectos maduros y libres de conflicto.”
El eutonista guía las exploraciones desde determinados modos de atención y percepción. En la vida cotidiana, salvo en situaciones límites, no se atienden las manifestaciones del cuerpo. Al prestar atención se desencadenan procesos neurológicos que conducen a una ampliación de la conciencia.
Se respeta el camino del autoconocimiento, no se interfiere en los procesos individuales en que cada uno es protagonista del mismo. No se promueven actitudes dependientes a través de la imitación de movimientos. El eutonista ofrece acompañamiento en la conquista de la conciencia de existencia de cada alumno. Tanto en las clases grupales, como en las individuales, es necesario que los participantes muestren una actitud atenta y curiosa.
El eutonista ayuda, promueve la investigación, el restablecimiento del orden personal del alumno en contacto consigo mismo, ya que “crear el propio modo de vida es la obra de arte de cada ser humano” (Vishnivetz).
Es importante que los que participan en las clases tengan presente que “el aprendizaje de la eutonía implica una ampliación de posibilidades sin predeterminar resultados” (Odessky).
La práctica grupal de esta disciplina, posibilita compartir experiencias para cotejar las diferentes repercusiones que, una consigna de trabajo, tiene en cada uno. Así, se consideran y respetan los diferentes ritmos de trabajo, lo que estimula el desarrollo de la individualidad sin depender de acciones mecánicas con el fin de promover la creatividad.
Gerda Alexander, en su libro “Eutonía”, anuncia que la Eutonía es la educación de los nuevos tiempos.
Fuente: Silvia Cristina Di Marco-Reg. AALE Nº 46
Fuente:http://www.elcivismo.com.ar/nota.php?nota=15406
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